Por:HUGO VÍCTOR RAMÍREZ VILLARROEL
http://www.lostiempos.com/noticias/19-09-06/19_09_06_pv2.php
Parece ser que el aparente desarrollo de una nueva identidad neoindigenista es lo que actualmente Bolivia expone como punto de referencia en el globo. Las principales autoridades del país, bajo la tutela de un neoindigenismo proteccionista y expansionista -con estrechas políticas de Estado en las que intervienen casi exclusivamente indígenas- tratan de explotar una identidad prefabricada que desarrolla menos alternativas hacia una identidad colectiva y dinámica como país.
Aunque este tema continúa acumulando importante bibliografía, haciéndolo cada vez más complejo, deseo concentrarme, simplemente, alrededor del concepto de identidad, la que considero como aquel conjunto de rasgos -propiedades distintivas impuestas por la sociedad que poseemos desde nuestro nacimiento-, ya que desde que tomamos contacto con el mundo exterior, nos hallamos supeditados a aceptar una sociedad cuya cultura y valores ya existen, aunque, claro está, esta cultura y valores son dinámicos, lo que significa que pueden llegar a modificarse, adaptarse o fusionarse de acuerdo a las circunstancias o a medida que transcurre el tiempo, en nuestro caso, podríamos hablar de la influencia del actual Gobierno para hacer hincapié en la posible identidad que se vaya adoptar, colectivamente hablando.
En cuanto al neoindigenismo, quiero apoyarme en la postura de Gómez Martínez, denominada por él como tradicional donde el pensamiento neoindigenista -dice Gómez Martínez- busca "protegerle" (al indígena) del mundo occidental, pidiendo que se encierre en la preservación de "su cultura". En el actual Gobierno existe una infinidad de ejemplos relacionados con la preservación-protección de la cultura aymara, quechua o de otra índole; actualmente, más que preservación diríamos que se ha llegado a un punto de extradimensionalidad de participación de estas culturas, cosa que tampoco es buena (los extremos), si tomamos en cuenta que antes se las descuidaba en exceso.
La complicada vinculación entre identidad y neoindigenismo que está presente en el país -al parecer- alimenta de manera determinante algunas identidades microcolectivas originarias que se identifican con un neoindigenismo supuestamente moderado, aunque más parece resaltar la tendencia de un neoindigenismo oportunista, debido a la actual coyuntura por la que atraviesa el país, o sea, la actual composición del Gobierno.
Dicho sea de paso, se orienta a la extra politización de los idiomas nativos; se intenta fortalecer una Asamblea Constituyente presionada por grupos sociales, etc., todo ello con el argumento de que la mayoría de los bolivianos somos indígenas que estuvimos bajo la bandera de los 500 años de explotación; para así, justificar la manera de dirigir una Asamblea Constituyente, con tintes cuasi exclusivamente originarios, lo que supone pensar en un posible absolutismo de ciertos grupos y menos democracia para el país.
Concluyo, manifestando que el Gobierno debería reformular los actuales pasos de la sociedad hacia una identidad integradora y dinámica, sin dejar de lado las posiciones no originarias (identidades no indígenas) que co habitan con otras identidades en el país, pues, quiérase o no, existen otros grupos con sus propias identidades, lo que los convierte en el complemento valioso a tomar en cuenta, en la delimitación de los futuros lineamientos en el país.
Al mismo tiempo, sería vital que en esta era neoindigenista de gobierno, o como la quieran denominar, se perfile una identidad coherente y dinámica en el marco de una sociedad diversa, para así fortalecer nuestro variopinto reflejo hacia el mundo exterior.
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