martes, 14 de octubre de 2008

Érase una vez…

Mario Saucedo W.
http://www.eldeber.com.bo/2008/2008-10-14/vernotacolumnistas.php?id=081013213843
A los del lugar les gustaba cantar: “Bajo el cielo más puro de América…”. No sé si era el cielo más puro, pero el lugar era lindo. La tierra generosa, los ríos llenos de sustento y el monte rebalsando de existencia. El campo era inmenso, calentado por el sol, entibiado por el viento y nutrido por la lluvia que entristecía las tardes y alegraba los chacos.Su gente: su gente era producto del lugar, hospitalaria por su nobleza. Alegre, igual que retoño asomándose por primera vez a espiar el sol y llena de vida por ser tropical. Los viejos eran don y doña. Los hombres y las mujeres eran usted. Los muchachos barcinos, traviesos y bronceados por el sol, aprendían a diferenciar los pájaros por su canto y plumaje, a defenderse de los mosquitos y a subirse a los árboles en busca de la mejor fruta.El tiempo, que borra y da vida, se paseaba sin apuro. La luz de la luna alumbraba serenatas, despertaba a la viudita (personaje de cuentos) y cuando se apagaba, asomaban los luceros a coquetear con las estrellas.El lugar: Santa Cruz, un pedazo del oriente boliviano, aislado durante más de 100 años de la otra Bolivia: la minera, la exportadora, la rica. De repente el progreso llegó al lugar. A la pala y al trazao’, los reemplazó el tractor. El carretón se escondió cuando apareció el camión. Y al lampión lo fue apagando la luz eléctrica. El cruceño se incorporaba al siglo XX. Y qué manera de hacerlo. El cruceño del siglo XX estableció industrias, mejoró los servicios básicos para su gente y modernizó su agricultura. En menos de 40 años, desplazó a la otra Bolivia, convirtiéndose en el productor de riqueza más importante del país. Vale aclarar que todo esto no lo hizo solo. Lo ayudaron habitantes de la otra Bolivia, la que se despedazaba sin remedio. Habitantes que escaparon hacia Santa Cruz y siguen escapando de la pobreza, del frío y de la tristeza. Llegaron en 30 años más de 700 mil habitantes de la otra Bolivia. El cruceño los recibió, sin exigencias ni condiciones. Llegaron empresarios, profesionales y la gran mayoría, los desamparados. Esos desamparados, los indígenas, ex mineros, pongos y medio esclavos, que fueron durante más de un siglo marginados, abusados e ignorados por la Bolivia minera, exportadora y rica. Esos desamparados encontraron en Santa Cruz y en los cruceños un lugar y a gente para olvidar sus penas, mejorar sus vidas y educar a sus hijos. Miles de ellos se convirtieron en prósperos empresarios, comerciantes, profesionales, agricultores y asalariados bien pagados. No han olvidado sus costumbres ni su cultura. Y de yapa han aprendido a sentir y a cantar “Viva Santa Cruz, bella tierra de mi corazón…”. Hoy en día, un grupo llamado MAS, formado por usurpadores, traidores y sedientos de poder, al estilo de la Bolivia que se termina y que los parió, disfrazándose de servidores para convertirse en patrones, está destruyendo lo que no pudieron o no supieron construir. Érase una vez…
* Ciudadano