domingo, 28 de octubre de 2007

Terrorismo de Estado.

Terrorismo de Estado.

Norma Barón Lijerón. 10-oct-2006

http://www.eldeber.com.bo/2006/20061010/opinion_2.html

Se está frente a terrorismo de Estado cuando el poder es utilizado para atacar a la propia población. Las armas del Estado son dirigidas para matar a los ciudadanos, a quienes normalmente se debería cuidar. Este ataque está presidido por una ‘identificación del enemigo interior’. Por eso, el Ejecutivo y los ‘evistas’ se diferencian del resto de la sociedad. “Yo soy éste y los otros son diferentes”. El fenómeno se da en alguien que existe por esta diferencia. Evo no existiría si se considerara igual a todos los bolivianos. Sería uno del montón e invendible para el marketing político. El comportamiento de estos regímenes es estudiado por las ciencias políticas en el África negra, donde hay gobiernos asesinos en potencia. Las armas se dirigen contra sus ciudadanos cuando un caudillo se ha revestido de todas las virtudes y recubre al resto del país con las maldades del infierno. Este proceso de deshumanización del enemigo es frecuente en caudillos surgidos en una sociedad que no supo identificar ni curar los traumas sociales. Los analistas tienden a pensar que, en estos casos, la venganza individual es la motivación principal. La sociedad es atacada, aunque históricamente no coincida con el motivo que traumatizó al caudillo: todo blanco o mestizo se convierte en conquistador. Nace la necesidad de polarizar a indios contra blancos, oriente contra occidente, pobre contra rico. El Presidente no sólo tiene como objetivo diferenciarse del resto de los ciudadanos, sino que para perpetuarse en el poder debe transformar los poderes constituidos. La violencia debe permanecer en las leyes y a los campesinos convertirlos en asesinos. El sistema totalitario y autocrático, polígamo e incestuoso de los incas se vuelve idílico para negar la democracia. Se revaloriza el sistema comunitario de subsistencia para empobrecer a todo un país. Para lograr el objetivo de reducir bajo un poder absoluto a todos los ciudadanos se trazan el Plan A, que es lograr los cambios en la Constituyente. Allí el Presidente ordena como si los ‘evistas’ fueran sus empleados y no los elegidos por el pueblo. Se moviliza a los sindicatos para intimidar. Con el Plan B se arma a los campesinos y a otros grupos paramilitares. Álvaro García Linera, vicepresidente de la República, llama a la lucha armada y a matar. Declaraciones por las que por la falta de preparación de los políticos no fue llevado a los tribunales y denunciado a escala internacional. En el Plan B se prevé que los militares participen junto a los campesinos (ver la reforma militar) en la ayuda militar y los convenios firmados para darle tres bases militares a Venezuela.
Lo que vive Bolivia llevó a Argentina a predecir una guerra civil, y curiosamente ésta no hace esfuerzos para pacificar. El adelanto de la catástrofe es táctica de intimación, para que por el miedo se acepte la Asamblea originaria y Evo pueda transformar el país a su imagen y semejanza. Democracia frente a totalitarismo.

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