Por: CAYO SALINAS
http://www.lostiempos.com/noticias/02-09-07/02_09_07_pv1.php
Mi ego ha sido profundamente sacudido. Ser incluido en un listado donde se encuentran respetados e insignes profesionales bolivianos no es cosa de todos los días, y menos que la lista haya sido presentada nada más y nada menos que por el ya célebre Ministro de la Presidencia. ¡Carajo, que honor!, ser acusado de "conspirador" por uno de los gobiernos más incapaces e ineptos de los últimos treinta años es algo que muy pocas veces sucede y serlo, por ser crítico de una gestión gubernamental que privilegia el odio racial, la confrontación y la negación de la universalidad que representa lo mestizo, deja clara, para mí, la postura pública que siempre he mantenido en torno al gobierno precisamente por alentar ese discurso. Que sean comprobadamente incapaces para manejar una economía que no por virtud del gobierno sino merced a años de reformas llevadas a cabo en el país con el consiguiente sacrificio que representó para todos y, por supuesto, al inmejorable contexto internacional (inexist nte los últimos 25 años ya que no éramos potencia gasífera, nuestros recursos naturales no valían lo que hoy valen, nuestra deuda externa pactada años atrás para su condonación recién ahora se efectiviza y no teníamos los 700 millones de dólares anuales de remesas del exterior)
, ya no es culpa ni suya ni de los "conspiradores". El que es chambón, así haya bonanza, chambón nomás es. Por lo tanto, que nuestro célebre personaje no venga con aquello de que tengo nexos con la Embajada de los EE.UU, que soy consultor de USAID o que recibo de esa agencia dineros para "conspirar" contra el gobierno de Evo Morales. Seguramente por falta de espacio Dn. Juan Ramón se olvidó anotar a la inmensa cantidad de bolivianos que esta semana acudimos a la convocatoria de nuestros entes cívicos en un paro inédito que demostró que en Bolivia no estamos dispuestos a tolerar se violen nuestros derechos constitucionales y se imponga un régimen de terror similar al de la dictadura civil de Castro y Chávez. Si eso es "conspirar" ¡que viva la conspiración!
Se olvidaron de todos esos "conspiradores" que día a día se preguntan cómo es posible que estemos siendo azotados por la irracionalidad, desatino, violencia y que todo ello esté siendo propiciado por el gobierno, quien por el contrario, y por mandato constitucional, debería ser el forjador de un discurso que privilegie el fortalecimiento del sistema democrático, de la protección, garantía y seguridad jurídica para que todos ejerzamos nuestros derechos constitucionales en plena libertad y, por supuesto, el que aliente un futuro donde un aliado natural sea el Estado y en él, el gobierno de turno.
Como nada de eso sucede, porque la comparsa masista busca consolidar nomenclaturas en detrimento del Estado de Derecho y de la democracia, entonces bien vale distraer la atención ciudadana elaborando listados y controvirtiendo las relaciones con la primera potencia del mundo, EE.UU, que no es poca cosa, porque no es un país perdido en algún punto del planeta ni está en la mente de algún cuentista o novelista, es bien grandote y poderoso. Entonces, ¿por qué violentar las relaciones con ese país, cuando lo correcto es, y lo sabe el gobierno, adoptar una conducta diplomática, pero diplomática de verdad, que nos beneficie en términos de gestar acuerdos de complementación económica y pactos de integración que protejan la renovación del ATPDEA y otros futuros y posibles pactos comerciales?. Ennoblecer poses dogmáticas, fundamentalistas, impropias para el siglo XXI, atacando a EE.UU por ser EE.UU, es incomprensible. Hacer uso de mi nombre y de otros tantos ciudadanos para tender una cortina de humo buscando "chivos expiatorios" donde no los hay, demuestra poco tino así fuera consultor de USAID, que no lo soy y que nada de malo tendría si lo fuera.
Vuelo a las ocurrencias de Don Juan Ramón y ¿sabe qué? me produce profundo dolor observar cómo estamos echando por la borda la histórica oportunidad de revertir nuestros niveles de atraso y pobreza al observar cómo un Ministro de Estado pierde el tiempo con bravuconadas carentes de sindéresis y sustento, cuando lo que debería estar haciendo es trabajar, para el bien de todos los bolivianos, reconociendo a nombre del gobierno - es de hombres hidalgos hacerlo cuando se comete un error - que ante los errores que se incurren a la hora de conducir el Estado, se hará una promesa para recomponer conductas, actitudes, discursos y dar paso así a la eficiencia a tiempo de ejercer la función pública.
Qué lamentable que a estas alturas nos hayamos topado con un gobierno que se empeña en hacer las cosas tan pero tan mal, que lo único que les preocupa es imponer la presidencia vitalicia, el reparto de cheques venezolanos, la toma de ciudades por campesinos y ponchos rojos sin considerar que el mundo avanza tan vertiginosamente que estamos perdiendo la posta en la que quizá sea la última oportunidad para crecer y desarrollarnos como deseamos todos.
Y a ver si Dn. Juan Ramón me da una mano para ser consultor de USAID, quizá así entienda a qué se debió su dislate, mientras tanto, cuidadito que lo vean leyendo este artículo, podría pasar a la lista de "conspiradores". Hasta el próximo domingo si nada raro ocurre.
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