Jorge E. Ávila Antelo
http://www.eldeber.com.bo/2007/2007-08-27/vernotaopinion.php?id=070826205658
Declarar a Bolivia un Estado unitario, plurinacional y comunitario tiene connotaciones muy complejas que merecen ser analizadas objetivamente.
Lo ‘unitario’, ‘plurinacional’ y ‘comunitario’ implica: más centralismo, división, absolutismo y negación de las autonomías departamentales, y más abuso o revancha de las mayorías, a las que el MAS llama ‘organizaciones sociales’, y que en los hechos son simples organizaciones políticas del oficialismo sobre las minorías, con el propósito de lograr una progresiva eliminación de las libertadas individuales y la iniciativa privada.
El MAS tiene un doble discurso. Uno plagado de demagogia y ‘distraccionismo’ a cargo de los miembros del Poder Ejecutivo y Legislativo; y otro, el de la Asamblea Constituyente, plasmado en sus informes finales y documentos oficiales.
Para el MAS, Estado ‘unitario’ implica no sólo unidad nacional en lo político, sino también centralismo en lo administrativo.
Estado ‘plurinacional’ significa establecer prescripciones constitucionales privilegiando la calidad de indígena; es decir, el origen étnico de la persona, para el acceso, la administración y el beneficio exclusivo del poder. El ‘poder social’ es la consumación de esto. Reconocer categorías especiales de orden territorial, administrativo, político, legislativo, judicial y económico a los pueblos indígenas y campesinos tiene, entre otros propósitos, menoscabar las autonomías departamentales.
La arrogancia masista llega a estos extremos, pues tiene la seguridad de que poseerá el control político perpetuo de la clase dirigencial de dichos pueblos o comunidades indígenas y campesinas. Por ahora lo tiene, y con un servilismo decepcionante, en Cidob, Conamaq y en otras organizaciones que han subordinado sus reivindicaciones originales y genuinas por las de su partido, el MAS, con el fin último de conseguir la reelección indefinida de Evo Morales.
Para el MAS, el Estado ‘comunitario’ significa cambiar radicalmente la matriz productiva del país, reduciendo a la mínima expresión la iniciativa privada y controlando sus ganancias, a fin de impedir que ésta continúe siendo contestataria a su modelo.
Es su objetivo también dar lugar a la dictadura de las ‘mayorías’ sobre las ‘minorías’ (“cambas oligarcas, extranjeros en su propia tierra, terratenientes y vendepatrias”) para la eliminación progresiva de las libertadas individuales, la libre expresión y asociación, la iniciativa y la propiedad privada, la concesión de bienes y servicios, así como otros supuestos ‘privilegios oligarcas’ como la salud y la educación privadas.
Como todo régimen absolutista, intentará destruir todo aquello que es oposición, no importa de dónde venga. Presumimos que si logra consolidar su proyecto, no habrá espacio para ninguna fuerza política democrática de derecha o de izquierda.
Ése es el escenario que nos plantea la visión o proyecto de país del MAS, concebido por ‘constructivistas’ sociales y políticos que, ‘adueñados’ de una masa indígena, campesina y sectores populares que le dan ‘fuerza’, se cree propietario exclusivo de la verdad. Lamentablemente, si insisten en violar los principios democráticos, nos pueden llevar a un callejón sin salida y provocar una crisis social y política sin precedentes en la historia republicana de nuestro país.
* Abogado y constituyente
lunes, 27 de agosto de 2007
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